Desarrollo. Sí, ¿Pero qué modelo?
Cómo podemos, los países “desarrollados”, pretender ser capaces de ayudar a desarrollar a otros países más pobres si:
- Nuestro modelo se sostiene precisamente gracias a que nos aprovechamos de su situación.
- Si nosotros mismos, no somos capaces de solucionar nuestros graves problemas de desarrollo.
¿Te puedes imaginar qué pasaría si fuéramos capaces de implantar nuestro modelo económico y social en los países pobres?
¿Qué pasaría si ellos pudieran consumir la energía o los recursos naturales que consumimos nosotros o producir la misma cantidad de residuos y contaminación?
Esto no significa que debamos preocuparnos en mantener nuestro modelo a cualquier precio. O abandonar a su suerte a las personas que sufren situaciones extremas en los países más pobres.
Lo que significa es que ya no hay una cooperación en la que los países “desarrollados” ayudan a los países “subdesarrollados”. Si no que, los retos y problemas actuales de desarrollo afectan y condicionan a todo los seres vivos del planeta. Aunque algunos, lógicamente, los sufran más que otros.
Por poner un ejemplo, no tiene sentido pensar en un cambio climático subdesarrollado.
Sin embargo, los países más pobres sufren mucho más las consecuencias ambientales derivadas de la contaminación que generamos los países ricos.
Los países ricos, en caso de sequias, tenemos más recursos para abastecernos que países más pobres, donde directamente, la gente se muere o enferma por tener que consumir agua contaminada.
Esto no significa que vayamos a tener esa posibilidad en el futuro, ya que en breves, entraremos en un punto de no retorno, en el que directamente, tampoco podremos satisfacer nuestras propias necesidades vitales.
El subdesarrollo acarrea muchos problemas en forma de inmigración incontrolada, destrucción del medio ambiente, piratería… pero al mismo tiempo también constituye una ventaja para otras naciones en forma de explotación barata de recursos naturales, mano de obra aún más barata, concesión de ventajas comerciales o estratégicas a cambio de sobornos, venta de armas y otros productos… Por tanto el abandono del subdesarrollo es beneficioso para unos colectivos y perjudicial para otros al mismo tiempo.